Tras la creación en junio de ese año de la Oficina 610 (una organización fuera de la ley para
perseguir a Falun Gong, equivalente a la Gestapo), el 20 de julio de 1999 comenzó una terrible
persecución contra Falun Dafa. Desde entonces y todavía hasta el día de hoy, sus practicantes sufren
torturas hasta la muerte e incluso sus órganos vitales (corazón, hígado, etc) son extirpados en vida
-en ocasiones sin anestesia- para ser utilizados en trasplantes en los hospitales chinos. Hasta la
fecha se han confirmado 4154 muertes fruto de esta persecución ilegal.
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"Amnistía Internacional ha expresado su preocupación por el hecho de que la campaña oficial de
difamación pública a Falun Gong en la prensa oficial china haya creado un clima de odio contra los
practicantes de Falun Gong en China que puede estar alentando actos de violencia contra ellos".
Según esta ONG, "los métodos comunes de tortura incluyen patadas, golpes, descargas eléctricas,
suspensión de los brazos con grilletes en posiciones dolorosas y privación de sueño y alimentos.
También se han denunciado formas de tortura específicas de género, como la violación y el abuso
sexual".
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En el caso de los niños hijos de practicantes, según el Comité de los Derechos del Niño de la ONU,
sufren “acoso, amenazas y otras acciones negativas, incluyendo la re-educación a través del
trabajo”.
Ver documento original China CRC/C/CHN/ CO/2, paras.44 and 45
Debido a que Falun Gong no aceptó la guía del PCCh ni se sometió a su control, fue etiquetada de
secta por el régimen chino.
El PCCh usa el término secta como pretexto para perseguir las creencias religiosas.
En noviembre del año 2000, Jiang Zemin estableció la Asociación China Anti Secta. Una de sus
funciones era organizar conferencias académicas para difamar a Falun Gong.